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ART. 5. TÍTULO

Cuando pensamos en la delincuencia, el perfil que nos imaginamos mayoritariamente es el de una persona joven a la que posiblemente le añadiremos algunos rasgos descriptivos tales como ser chico, dependiente de sustancias, en situación de exclusión y/o de origen extranjero. Sin embargo, también existen personas mayores que delinquen y las personas que delinquen también se hacen mayores. Estamos, por tanto, ante una realidad que existe aunque sea poco o nada visible.

¿Por qué no se ve? Son varias las razones. Históricamente la criminología ha centrado su interés en la delincuencia juvenil; de hecho, la mayoría de las teorías delictivas del desarrollo se centran en explicar la delincuencia en la adolescencia y la juventud, considerando, en general que en la etapa adulta las carreras delictivas se abandonan o se reducen notablemente. En consecuencia, ni la teoría ni la investigación criminológica ahondan en la delincuencia en la etapa de la vejez. Por su parte, el interés mediático, incluso el cinematográfico, ha estado orientado a este grupo de edad y ha contribuido a reforzar este perfil-tipo de persona delincuente en el imaginario colectivo. En consecuencia, se nos hace muy difícil como sociedad asumir que una persona mayor puede cometer un delito; posiblemente, también haya contribuido a ello que la imagen social de la vejez tienen sus propios estereotipos que se corresponden más con aspectos de dependencia y vulnerabilidad que con caracteres propios de la delincuencia.

Sin embargo, el análisis de los datos oficiales indican que, siendo su tasa de criminalidad menor que la de otros grupos de edad, se han incrementado las infracciones penales cometidas en esta etapa vital y, a diferencia de otras edades, hay ciertos delitos que se cometen en menor proporción (por ejemplo, los delitos contra el patrimonio).

A partir de lo anterior, donde a fecha de hoy hay más preguntas que respuestas, me surgen algunas cuestiones. ¿Por qué una persona mantiene su carrera delictiva en la vejez? ¿Por qué una persona delinque por primera vez en la vejez? Cometer un delito a esta edad, ¿es resultado de una oportunidad o necesidad puntual o de un estilo de vida que genera dinámicas de las que es difícil salir? ¿Qué singularidades delictivas tienen las personas mayores delincuentes y desconocemos?

Estas y otras cuestiones requieren del abordaje teórico-práctico que propone la Gerontocriminología para construir un marco de reflexión y desarrollar una investigación empírica de la realidad que responda a estos interrogantes y contribuya a mejorar las actuaciones que se desarrollen con estas personas en diferentes ámbitos: prevención, respuesta jurídica y penitenciaria, reinserción, etc.

Iratxe Herrero Zarate©2020

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